MICRORRELATOS SOBRE LA LIBERTAD
Estos son
los penúltimos microrrelatos de este curso. Esta vez el tema era la libertad.
¿A que son muy buenos?
Todos los
días eran de color gris desde que Alicia me dejó, perdí la motivación que me
hacía levantarme cada día, era como si una enorme carga hiciera fuerza sobre mí
impidiendo que me moviera. Subido a un acantilado y deseando acabar con ese
sufrimiento, me deje caer como una hoja que se desprende del árbol. En aquel
momento un sentimiento extraño recorrió mi cuerpo, era una mezcla entre miedo y
libertad.
ESCURIDADE
Un día
tranquilo, cheo de boas noticias e de moita tranquilidade no ambiente, de
súpeto a policía golpea a porta do meu fogar ata rompela para capturarme e
levarme ao zulo pola infracción que cometera.
Pasaron
os anos nese lugar e eu seguía encerrado nunha minúscula cela lonxe da
sociedade, pouco a pouco logrei crear un pequeno túnel para fuxir dese antro
dunha vez. Despois de varias horas no interior dese túnel, logro dunha vez
observar a luz do Sol, un astro marabilloso que conseguiu que estivera moita
satisfacción, pero cando puxen a mirada en terra firme, comprendía que era máis
difícil saír da cela, so lograra saír ao patio do zulo.
A ella le
encantaba viajar.
Había ido
a playas paradisíacas, donde la arena blanca y fina acaricia tus pies al
caminar.
Bosques
frondosos, donde puedes cantar con las aves, perderte y al mismo tiempo
encontrarte.
Había
galopado encima de un blanquísimo corcel, nadado con tiburones y acariciado
durante horas a un suave tigre de Bengala.
Número
08405 siempre fue libre, su imaginación nunca había dejado de serlo.
PALABRAS AL AIRE
Era bien
entrada la noche, cuando creí oír una voz proveniente del exterior. Me asomé a
la ventana y para mi sorpresa vi a una mujer subida a un banco, a las dos de la
madrugada, perdida en lo que parecía ser un gran discurso.
La vi
muchas veces más y no dejaba de pensar en por qué lo haría a esas horas. Una
noche me armé de valor y bajé a preguntárselo. Ella me respondió:
— Porque
en realidad sólo te dejan hablar cuando nadie te escucha.
TRAXEDIA
Sempre
soubera que a liberdade era o peor dos homes. Na vida había decisións boas e
decisións malas. E era a liberdade a que permitía ás persoas tomar as malas
decisións. A que permitía aos asasinos matar e aos ladróns roubar. Esas malas
decisións fixéranlle moito dano ao longo da súa vida. Tiña que haber alguén que
acabara con esa liberdade, alguén que só deixara tomar as boas decisión.
Uns
golpes na porta devolvérono á realidade. A pesar de todo, nese intre agradecía
que existise a liberdade. Colleu os mandos e comezou a descender. Os Alpes esperábano
cos brazos abertos.
Soy muy feliz con mi familia. Ellos me
tratan muy bien y me respetan como yo a ellos. Me dan de comer y yo a cambio
les doy mi sonrisa. Por suerte, en mi casa todo va bien, no como en otras, que
hay gritos y peleas todo el rato. Mi hogar es dulce y agradable, pero un poco
silencioso, ya que desde que me morí mi familia no me habla.
UNHA FERMOSA PARELLA
Adrián
axustouse (outra vez) a gravata e sorriu nerviosamente aos seus convidados. Non
sabía que facer coas mans: se cruzaba os brazos parecería enfadado, se os
deixaba caer sentíase tonto...
Facía un
chisco de frío, e aínda enriba, a xente non paraba de murmurar... “Onde
andará?”. “Anda que como non chegue...”. Pero a peor de todas: “Entrou en razón
e non vai vir”.
Uns
minutos despois, chegou por fin o seu prometido. Xavier tendeulle a man cun
sorriso enorme, Adrián a agarrou con forza, e así entraron os dous na igrexa,
listos para enfrentarse a todo.
RAZONAMIENTO DE UN DICTADOR
Todos
piensan que la libertad es algo estupendo y magnífico. Pero si estás encerrado
y controlado, no cometes delitos, ni sufres muchas de las tentaciones, ni
perjuicios, ni las malas noticias de la gente libre. Y al final la libertad lo
que es, es nada más que un poco menos opresiva. Es como una enfermedad de la gente.
Es por eso que me encantan las dictaduras. Y aún más ser el dictador de “MI”
país.
Engaiolei
un paxaro e aquel balbordo de aves que se formou no ceo comezou a atacar aos
cidadáns do meu pobo. De inmediato deixei o paxaro en liberdade, non quería
asumir a culpa de que aquelas aves esnaquizasen o noso fogar.
Xa non
quedaba rastro do meu sorriso como cada mañá, vendo como saía aquel home pola
porta. O home que me facía a vida imposible e as mañás e os días que non
remataban. Deixándome saír ao patio tan só media hora antes de comer. Aínda que
o que dan aquí non se podería chamar comida. Parece mentira. Calquera diría que
falaba do colexio, pero non. Dende aquel día no que desobedecín ao meu pai
falando polas redes sociais con estraños, e sen saber que o meu erro foi subir
ao coche do descoñecido buscando o amor... Aquel día sería o ultimo día en
liberdade.
A DOS PASOS DE
LA LIBERTAD
Vivía a
dos pasos de la libertad. Cada vez que miraba por la ventana ahí estaba,
llamándolo con insistencia. Y cuando iba a trabajar. Y cuando salía a dar un
paseo. Pero no era libre. Aunque había vivido allí toda su vida, ya no podía
considerarlo su hogar. Tenía que salir.
Al fin
llegó el día que llevaba esperando tanto tiempo. Todo estaba saliendo perfecto,
pero en el último instante la cosa se
torció. Las balas silbaban tras él mientras escapaba. Antes de caer, pudo
volver a ver la libertad, más cerca que nunca. Berlín Oeste volvía a llamarlo.
LIBRE
La brisa
en la cara de nuevo. El olor de las flores más bonitas. La felicidad de los
niños jugando en el parque, en la playa, en el campo. La belleza de un
mundo amplio y lleno de gente. La esencia de la vida. Vuelvo a tener la
libertad perdida hacía ya meses. ¡Gracias verano! Hasta luego colegio.
HE VUELTO
Cuando
llegué todo estaba igual: las muñecas de mi hermana tiradas por la alfombra del
salón, el olor del ambientador de mamá y los pantalones del chándal de papá encima
del sofá. Empecé a recordar los viejos tiempos, cuando jugaba con mi hermana y
ayudaba a mis padres con las tareas del hogar. Fui a las habitaciones y estaban
todos durmiendo, no se daban cuenta de que estaba allí.
Y en ese
momento me di cuenta de que el último día de mi vida ya había acabado, pero que
era un fantasma viendo su propia felicidad acordarse de mÍ todos los días.
EL SIGLO XIX
Transcurría
un caluroso día de junio del 1860. Djan y su familia trabajaban en el huerta de
su casa. Eran negros, por lo que apenas salían de casa, ya que en aquellos
tiempos los negros eran esclavos. A los cinco minutos de salir, la patrulla del
gobernador se fijó en ellos. Djan, como un hombre libre y valiente, los esperó
mientras que su familia se escapaba por el túnel secreto de escapadas de
emergencia de su casa. Djan les plantó cara, vio un fogonazo blanco en sus ojos
y después se despertó en un lugar en el que era libre. Se preguntaba dónde
estaba su familia.
Su
familia no apareció hasta que pasaron treinta años desde que Djan llegó allí…
CAÍDA LIBRE
Sheila dejaba atrás aquella enorme cornisa
del gigante edificio que había en plena ciudad. El viento golpeaba con fuerza
su cara y parecía que bailaba con ella, los pájaros pasaban al lado piando
felices. Lo que Sheila sentía en aquel mísero momento era una enorme sensación
de libertad que pronto acabó. Las sirenas de ambulancias y bomberos irrumpían
entre el tráfico, pero era tarde, Sheila había conseguido el deseo de sentirse
libre para siempre.
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