sábado, 9 de mayo de 2015

MICRORRELATOS SOBRE LA LIBERTAD

     Estos son los penúltimos microrrelatos de este curso. Esta vez el tema era la libertad. ¿A que son muy buenos?

 
   Todos los días eran de color gris desde que Alicia me dejó, perdí la motivación que me hacía levantarme cada día, era como si una enorme carga hiciera fuerza sobre mí impidiendo que me moviera. Subido a un acantilado y deseando acabar con ese sufrimiento, me deje caer como una hoja que se desprende del árbol. En aquel momento un sentimiento extraño recorrió mi cuerpo, era una mezcla entre miedo y libertad.
 

     ESCURIDADE
     Un día tranquilo, cheo de boas noticias e de moita tranquilidade no ambiente, de súpeto a policía golpea a porta do meu fogar ata rompela para capturarme e levarme ao zulo pola infracción que cometera.
     Pasaron os anos nese lugar e eu seguía encerrado nunha minúscula cela lonxe da sociedade, pouco a pouco logrei crear un pequeno túnel para fuxir dese antro dunha vez. Despois de varias horas no interior dese túnel, logro dunha vez observar a luz do Sol, un astro marabilloso que conseguiu que estivera moita satisfacción, pero cando puxen a mirada en terra firme, comprendía que era máis difícil saír da cela, so lograra saír ao patio do zulo. 


     A ella le encantaba viajar.
     Había ido a playas paradisíacas, donde la arena blanca y fina acaricia tus pies al caminar.
     Bosques frondosos, donde puedes cantar con las aves, perderte y al mismo tiempo encontrarte.
     Había galopado encima de un blanquísimo corcel, nadado con tiburones y acariciado durante horas a un suave tigre de Bengala.
     Número 08405 siempre fue libre, su imaginación nunca había dejado de serlo.

 
     PALABRAS AL AIRE
     Era bien entrada la noche, cuando creí oír una voz proveniente del exterior. Me asomé a la ventana y para mi sorpresa vi a una mujer subida a un banco, a las dos de la madrugada, perdida en lo que parecía ser un gran discurso.
     La vi muchas veces más y no dejaba de pensar en por qué lo haría a esas horas. Una noche me armé de valor y bajé a preguntárselo. Ella me respondió:
     — Porque en realidad sólo te dejan hablar cuando nadie te escucha.

 
     TRAXEDIA
     Sempre soubera que a liberdade era o peor dos homes. Na vida había decisións boas e decisións malas. E era a liberdade a que permitía ás persoas tomar as malas decisións. A que permitía aos asasinos matar e aos ladróns roubar. Esas malas decisións fixéranlle moito dano ao longo da súa vida. Tiña que haber alguén que acabara con esa liberdade, alguén que só deixara tomar as boas decisión.
     Uns golpes na porta devolvérono á realidade. A pesar de todo, nese intre agradecía que existise a liberdade. Colleu os mandos e comezou a descender. Os Alpes esperábano cos brazos abertos.

 

     Soy muy feliz con mi familia. Ellos me tratan muy bien y me respetan como yo a ellos. Me dan de comer y yo a cambio les doy mi sonrisa. Por suerte, en mi casa todo va bien, no como en otras, que hay gritos y peleas todo el rato. Mi hogar es dulce y agradable, pero un poco silencioso, ya que desde que me morí mi familia no me habla.

 

     UNHA FERMOSA PARELLA
     Adrián axustouse (outra vez) a gravata e sorriu nerviosamente aos seus convidados. Non sabía que facer coas mans: se cruzaba os brazos parecería enfadado, se os deixaba caer sentíase tonto...  
     Facía un chisco de frío, e aínda enriba, a xente non paraba de murmurar... “Onde andará?”. “Anda que como non chegue...”. Pero a peor de todas: “Entrou en razón e non vai vir”. 
     Uns minutos despois, chegou por fin o seu prometido. Xavier tendeulle a man cun sorriso enorme, Adrián a agarrou con forza, e así entraron os dous na igrexa, listos para enfrentarse a todo.

 
     RAZONAMIENTO DE UN DICTADOR
     Todos piensan que la libertad es algo estupendo y magnífico. Pero si estás encerrado y controlado, no cometes delitos, ni sufres muchas de las tentaciones, ni perjuicios, ni las malas noticias de la gente libre. Y al final la libertad lo que es, es nada más que un poco menos opresiva. Es como una enfermedad de la gente. Es por eso que me encantan las dictaduras. Y aún más ser el dictador de “MI” país.

 
     Engaiolei un paxaro e aquel balbordo de aves que se formou no ceo comezou a atacar aos cidadáns do meu pobo. De inmediato deixei o paxaro en liberdade, non quería asumir a culpa de que aquelas aves esnaquizasen o noso fogar.
     Xa non quedaba rastro do meu sorriso como cada mañá, vendo como saía aquel home pola porta. O home que me facía a vida imposible e as mañás e os días que non remataban. Deixándome saír ao patio tan só media hora antes de comer. Aínda que o que dan aquí non se podería chamar comida. Parece mentira. Calquera diría que falaba do colexio, pero non. Dende aquel día no que desobedecín ao meu pai falando polas redes sociais con estraños, e sen saber que o meu erro foi subir ao coche do descoñecido buscando o amor... Aquel día sería o ultimo día en liberdade. 

 
     A DOS PASOS DE LA LIBERTAD
     Vivía a dos pasos de la libertad. Cada vez que miraba por la ventana ahí estaba, llamándolo con insistencia. Y cuando iba a trabajar. Y cuando salía a dar un paseo. Pero no era libre. Aunque había vivido allí toda su vida, ya no podía considerarlo su hogar. Tenía que salir.
     Al fin llegó el día que llevaba esperando tanto tiempo. Todo estaba saliendo perfecto,  pero en el último instante la cosa se torció. Las balas silbaban tras él mientras escapaba. Antes de caer, pudo volver a ver la libertad, más cerca que nunca. Berlín Oeste volvía a llamarlo.


     LIBRE
     La brisa en la cara de nuevo. El olor de las flores más bonitas. La felicidad de los niños jugando en el parque, en la playa, en el campo. La belleza de un mundo amplio y lleno de gente. La esencia de la vida. Vuelvo a tener la libertad perdida hacía ya meses. ¡Gracias verano! Hasta luego colegio.


     HE VUELTO
     Cuando llegué todo estaba igual: las muñecas de mi hermana tiradas por la alfombra del salón, el olor del ambientador de mamá y los pantalones del chándal de papá encima del sofá. Empecé a recordar los viejos tiempos, cuando jugaba con mi hermana y ayudaba a mis padres con las tareas del hogar. Fui a las habitaciones y estaban todos durmiendo, no se daban cuenta de que estaba allí.
     Y en ese momento me di cuenta de que el último día de mi vida ya había acabado, pero que era un fantasma viendo su propia felicidad acordarse de mÍ todos los días.

     EL SIGLO XIX
     Transcurría un caluroso día de junio del 1860. Djan y su familia trabajaban en el huerta de su casa. Eran negros, por lo que apenas salían de casa, ya que en aquellos tiempos los negros eran esclavos. A los cinco minutos de salir, la patrulla del gobernador se fijó en ellos. Djan, como un hombre libre y valiente, los esperó mientras que su familia se escapaba por el túnel secreto de escapadas de emergencia de su casa. Djan les plantó cara, vio un fogonazo blanco en sus ojos y después se despertó en un lugar en el que era libre. Se preguntaba dónde estaba su familia.
     Su familia no apareció hasta que pasaron treinta años desde que Djan llegó allí…


     CAÍDA LIBRE
     Sheila dejaba atrás aquella enorme cornisa del gigante edificio que había en plena ciudad. El viento golpeaba con fuerza su cara y parecía que bailaba con ella, los pájaros pasaban al lado piando felices. Lo que Sheila sentía en aquel mísero momento era una enorme sensación de libertad que pronto acabó. Las sirenas de ambulancias y bomberos irrumpían entre el tráfico, pero era tarde, Sheila había conseguido el deseo de sentirse libre para siempre.

 

 

 

domingo, 15 de marzo de 2015

Microrrelatos de amor


     Este mes temos uns microrrelatos excelentes! Pedímoslles que nos fixeran microrrelatos de amor e o resultado é este:

     Mi corazón roto
— ¡Feliz día de San Valentín! —le dice mi mejor amiga a Juan, su novio.
     Me gustaría saber lo que se siente, eso de entregar tu amor a una persona debe de ser precioso. Tristemente, hoy en día nadie quiere a una niña “contaminada”, sin pelo y con ojos tristes de enfermiza. Así que aquí sigo, sola otro catorce de febrero con mi corazón roto.

     Era un dia como otro cualquiera, despertarse a las ocho y media, desayunar, vestir a los niños para ir a visitar a mi mujer, Sam. A Tomás y Samanta Jr. no les agrada la idea de ir a ver a mi querida, pues la odian profundamente por abandonarnos. Aun asi, yo la seguía queriendo como el primer dia, y por eso mismo le llevaba rosas cada semana. Estábamos todos listos y fuimos a visitarla. Cuando le dejamos sus flores, salimos del cementerio a comer en familia los tres.


     Por fin había llegado el día que llevaba esperando durante meses, el 14 de febrero. Estaba eufórica, la noche anterior no había podido ni dormir de lo nerviosa que estaba. Cuando estaba sentada en el sofá, sonó el timbre y, al abrir la puerta, me encontré con un mensajero, unas flores y una tarjera que decía: «Tu querido anónimo te desea un feliz San Valentín».
     Vaya decepción más grande, yo estaba esperando que llegara la nueva colección de cómics de mi autor favorito


     Me desperté y me vestí. Miré el móvil y vi qué día era hoy, 14 de febrero. Se supone que si quieres a alguien lo quieres los 365 días del año, pero la sociedad no lo ve así. Ya son cinco años los que llevo sentándome a las tres de la mañana en aquel banco, donde empezó todo. Mucha gente debe de pensar que estoy loca. Puede, no sé, pero confío en que estés en aquella estrellita que destaca en el cielo negro, y que me observas y me acompañas siempre desde allí.


     Lluvioso y frío febrero
     Llovió. Llovió como nunca ese mes de febrero. Llovió e hizo frío. Tanto frío como un invierno en Finlandia. Tanto que calaba hasta los huesos. Y mis ojos estaban tan cansados y tan llenos de miedo que solo supieron bailar con febrero… Llovió. Llovió como nunca en mis pupilas. 
     Y eso de que no todo es blanco o negro fue mentira aquel mes. Porque todo fue negro. Tan negro como el azabache de sus ojos. Porque creo de verdad que mi mundo lloraba y suplicaba que la oscuridad desapareciera.
     Llovía y lloraba aquel febrero que te fuiste.



     Ese amor
     Ese amor que viene a la habitación cuando estás triste, ese amor que te levanta la mano con el hocico para que lo acaricies, que te pide que le des de comer. Ese amor, que anda a cuatro patitas, no se puede explicar.


     Iago o desemparellado
     Era a véspera do baile de San Valentín e Iago non tiña noiva, así que pediullo á máis fea do instituto, pero ela díxolle que non. Pediullo á súa veciña Cecilia, que se cría Cleopatra, e díxolle:
     —Como te atreves, simple campesiño, a pedirme semellante cousa?
     Preguntoulle á súa nai, pero díxolle que non. Así que, moi triste, foi pedirllo á súa mellor amiga e, víndolle a cara, díxolle que si, sen contarlle que ela tampouco tiña parella para non quedar á súa altura.


     Sin identidad
     Cada beso que te daba estaba lleno de amor, su corazón llevaba tu nombre, pero tú jugaste con él. Ella ahora recoge cada noche los pedazos de su corazón herido y los intenta pegar con lágrimas que salen de sus ojos verdes, pero ya no es el mismo. Mírala, idiota, la destrozaste, te equivocaste.


     El amor está en el aire
     Érase una vez un gorrión que no sabía volar. Vosotros diréis: ¿Cómo no va a saber volar si es un pájaro? Pues resulta que a este gorrión le daban miedo las alturas. Se enfermaba cada vez que despegaba las patas del suelo. Una noche, en la que podía acostarse más tarde, descubrió en el cielo una hermosa bola blanca que resplandecía. Se quedó maravillado, completamente enamorado de aquella preciosidad que estaba tan alta, quería cogerla y acariciarla entre sus brazos, con tal ansia que cuando se dio cuenta había despegado las patas del suelo y estaba volando en dirección a la luna.


     Un amor fuera de lo normal
     Mi gato Manolo y mi perro Federico son muy raros. Normalmente, los perros y los gatos se llevan mal, pero los míos se quieren mucho. Pasan todo el día juntos, hasta comen del mismo cuenco.
     Cuando quiero sacar a Manolo a pasear, Federico quiere venir y si quiero sacar a Federico, Manolo también se apunta, y yo no soy quién para decirles que un perro y un gato se tienen que llevar a matar.


      Espejismos
     Siempre había pensado que eso del amor era una chorrada sin sentido. Pero ahí estaba ella, tirando por tierra mis argumentos. Cada momento con ella era dulce como una gota de miel. Todo en ella era perfecto: su pelo, sus ojos, su boca… Pero lo mejor era su risa. Sus dientes blancos asomaban por entre sus labios mientras su pecho subía y bajaba al ritmo de la carcajada. Casi al final del día me había armado de fuerzas para besarla. Me acerqué delicadamente, pero cuando iba a hacerlo, ella se fue. Me desperté de golpe. “Mierda, otra vez no”.


     Eu xa rematara as tres botellas de viño que tiña gardadas para este San Valentín, e a cea romántica para dúas persoas, á que só acudiu unha. Fun ao bar,triste e abruado, e sentei na barra . “Señor, déame o máis forte que teña”, dixen. Grata foi a miña sorpresa cando aquel home, serio e profesional, deume unha aperta.


     Como cada mañá de tódolos 14 de febreiro, encontrábame sentada no mesmo banco de sempre, coa miña rosa na man e un baleiro no corazón. Xa era o quinto ano que facía o mesmo, e os meus amigos aínda se preguntaban por que seguía vindo ao cemiterio o día dos namorados. A resposta é moi sinxela. Non hai maior amor neste mundo que o dunha nai e a súa filla.


     As dúas tarxetas
     Era o día de San Valentín, Laura e a súa clase enviábanse tarxetas cada 14 de febreiro. Aquel día era especial para ela, nunca ninguén lle dedicara unha, pero non perdía  a esperanza. Acercouse ao caixón agarrándose á mesa con coidado de non caer, si, tiña dúas tarxetas co seu nome, abriunas contenta, pero non lle gustou o que poñía nunha delas: «Nunca te amarán».
     Laura colleu e rompeu as tarxetas sen dar oportunidade de ver a outra. Martín, o neno que lle escribira a segunda, sentiuse mal, xa que a el si que lle gustaba Laura, e o que dicía na súa tarxeta era: «Sempre te quererei. P.D.: Eu serei os teus ollos».

miércoles, 11 de febrero de 2015

Este mes os proponemos...



     ¡Aventura y terror! Si te gustan los libros de aventuras o los de miedo, este mes tienes en la entrada de la biblioteca una selección de los mejores libros de estos géneros. ¡Ven a conocerlos los lunes y los viernes!

martes, 27 de enero de 2015

Los mejores relatos del mes de enero


     Estos son los mejores relatos del mes de enero. Esta vez el tema era la Navidad. ¡Disfrutadlos, que son muy buenos!


     Era Navidad, y Mónica estaba tan ocupada comprando regalos y más regalos que ni se dio cuenta de que un hombre gordo vestido de rojo se había llevado a su hijo.


La Navidad

     Aquella noche venía Papá Noel. La noche de Navidad, me encanta.

     Tenía sed. Me levanto para ir a la cocina y... allí está el grandullón de rojo entrando en las casas y llevando felicidad. Me quedo un rato mirando por la ventana y oculta detrás del árbol para que no me vea. Espero que venga rápido a mi casa.

     Tarda un rato en salir de casa de mi vecino. Yo pensaba que era malo y que no le iban a dejar ningún regalo, pero aun así entró. Sí, es que es un héroe, el de rojo es un héroe.

     Me tapo porque gira la cabeza hacia mi ventana. Vuelvo a mirar a escondidas. Yo pensaba que los que se quedaban con los regalos eran los niños...


Una decepción navideña

     Como de costumbre el día 24 de diciembre, toda la familia Stanford se reunía en nuestra casa para celebrar la Nochebuena. Mi madre había preparado su famoso pollo relleno para ocasiones especiales, así que nos sentamos a la mesa. Por un lado, estábamos todos los niños y, en vez de estar comiendo, cada uno hablaba de lo que le había pedido a Papá Noel. Y por el otro, los adultos hablaban de sus cosas. 

     Papá se marchó de la mesa y salió corriendo para fuera con un gorro de Santa Claus en la cabeza y poco tiempo después escuchamos algo en la chimenea. ¡Parecía Santa Claus! Entonces vimos que algo se lanzaba hacía la chimenea, pero esa enorme bola gigante quedó ahí encajada. Todos nosotros nos quedamos sorprendidos porque no había regalos. Y, de papá, nadie supo nada nunca más.



    Llegó Nochebuena y, como siempre, toda la familia se juntó en la mesa. Se podía comprobar cómo todos estaban en su contra puesto que nadie hablaba con ella, parecía como si no estuviese… Y todo debido a aquel terrible pasado... Ella los odiaba a todos, pero no dejaban de formar parte de su familia… Y al llegar el anochecer, suelta un llanto como otro cualquiera, solo quiere que todo vuelva a la normalidad, pero eso no va a pasar, los fantasmas no se pueden visualizar.


Polvorones

     Él siempre hacía lo que le daba la gana. Tan chulito, y ahora allí, en el salón. Y claro, no, no podía dar su brazo a torcer. Mira que se lo  habíamos dicho, que están bien para la Nochebuena, pero es que a Juan, cuando se le metía algo en la cabeza, no había forma de quitárselo. Y ya ves, allí en el salón, sin haber conocido el nuevo año y  quedándonos sin el cotillón todos. Se lo habíamos dicho, que lo de cambiar las uvas por polvorones era una salvajada, pero...

     —Oiga, se lo llevarán al depósito, ¿no? Es que este año me decidí a poner la alfombra nueva, ¿sabe?